
Por: Ing. Alfredo González González
JUAN RAMOS Y ALFREDO GONZÁLEZ GONZÁLEZ CABALGANDO LA SUDCALIFORNIDAD
Ya partieron por senderos etéreos
por las veredas de razas transhumantes
son cochimíes, guaycuras, pericúes,
con paso firme, rancheros indomables.
De norte a sur anduvo don Juan Ramos
de oriente a poniente don Alfredo González
tuétano y médula, son la Sudcalifornidad
sus vidas fueron pregón de calidad.
Por caminos pedregosos y sinuosos
sin detener sus pasos ni su espíritu;
por valles, sin temer a bramidos de toretes
por San Francisco, la Giganta y la Laguna.
De esas sierras disfrutaron sus veneros
de agua viva y fresca en las alturas,
como ríos se irrigaron sus cuerpos
ante el candente sol en el verano.
De palomas pitahayeras sus picos sonrojados,
a sus oídos y al corazón su cántico mensaje;
de las pitahayas gozaron sus manjares
de las ciruelas al paladar, sabor inolvidable.
Ramos fue fruto del árbol del esfuerzo
teatralidad, voz fuerte del ranchero;
juglar y anecdotario placentero:
nos legó tradición, valor y apego.
Alfredo y su pluma, de estilo aventurero,
impulsó palmo a palmo Movimientos,
clamor por defender nuestros derechos:
¡Levántate guaycura; ya es tu tiempo!
La voz y la escritura que se yerguen,
majestuosidad del cielo que es tan nuestro;
ante el mar Bermejo, fundido el horizonte
Alfredo y Juan caminan a su encuentro.
De ellos: ¡Firmeza de carácter, férreo empeño!.
Sus enseñanzas nos quedan como ejemplos,
con todas sus virtudes y defectos,
fueron -los dos- hombres de carne y hueso.
Más algo no podrán escatimarles:
su amor más allá de cualquier precio;
su entrega profunda: ¡hasta El Último Trecho!
¡Por la cultura y por la idiosincrasia del ranchero!.
Domingo Valentín Castro Burgoin.- San José del Cabo, B. C. S., 30/05/2023.
Con este poema empezamos a escribir sobre un tema por demás polémico y en el cual se ve afectada la historia de nuestra identidad, al cambio de nombre del Estado de Baja California Sur.
Es difícil pensar que una persona honorable y que merece todo nuestro respeto, el señor Eligio Moisés Coronado y que publicó, en uno de los periódicos de más arraigo y tradición en el Estado un artículo denominado Sudcalifornidad: origen, sentido y perspectivas. Cultura y Sociedad, precisamente el domingo 16 de febrero de 2020. }
Del cual cito textualmente algunos párrafos:
Origen. La Sudcalifornidad se ha originado en la cultura de la dificultad y puede considerarse como el conjunto de cualidades que histórica y culturalmente distinguen de otros al pueblo de Baja California Sur, y que genéricamente tienen en común los habitantes de esta entidad mexicana.
Hasta donde sabemos, el primer concepto de Sudcalifornidad fue expresado por el gobernador Alberto Alvarado Arámburo en su quinto informe de labores (1986), como “ese sentimiento particular que nos vincula a esta tierra generosa, a sus desafíos y posibilidades, a sus características y a su destino.”
Y si algo distinguió a la administración alvaradista fue, precisamente, su definida, empecinada e insobornable Sudcalifornidad.
Hasta ahí la cita textual.
Ahora no podemos creer que sea un seguidor de Carlos Lazcano Sahagún, quien incursionará en La Paz y Los Cabos, con su manida propuesta de cambiar el nombre a nuestro Estado.
Señor Coronado, usted merece todo nuestro respeto y se sabe que todos tenemos derecho a cambiar de opinión y que tiene sus derechos en manifestarse por los medios que considere idóneos.
Después de que varios luchadores sociales que han sido impulsores de la Sudcalifornidad por varias décadas incluyéndolo a usted, y que el gentilicio de Sudcaliforniano se encuentra formalmente establecido en nuestra Constitución Política, documento rector aprobado por los diputados Constituyentes en 1975, -del que él fue oficial mayor- para normar la vida del novísimo estado de Baja California Sur. Ahora don Eligio venga siendo uno de los que acompañan y hacen grupo con Carlos Lazcano, promoviendo no solo “monumentos” a la Californidad, como el que establecieron con dineros públicos en Cabo San Lucas hace unos tres o cuatro años, y hasta lograron que un día del calendario, el 14 de noviembre, se haya acordado por el anterior Cabildo, como el día en que -presumiblemente el siglo XVI- le pusieron el nombre California a esta tierra, cuando no existe ningún documento de aquel siglo o posterior que lo establezca, logrando imponer que una ficción literaria haya llegado a tanto, siendo alimentada en determinados grupos por el propio Carlos Lazcano.
El detalle es que Lazcano y sus escasos seguidores en La Paz y Los Cabos están haciendo ruido con las autoridades, principalmente en La Paz, donde pretenden que les aprueben lo mismo: un monumento a la Californidad, que se haga con recursos del erario, y la imposición del 14 de noviembre de cada año como el día de la Californidad.
Pero lo más grave y cuestionable no es solo lo que hemos expuesto, sino la división que pretenden causar, el plantear un nuevo estado en la parte central de la península, que consideraría el municipio de Mulegé de nuestra entidad, y buena parte del municipio de Ensenada, en el estado vecino del norte.
Increíble. Pero lo peor: que puedan engatusar a los ayuntamientos de La Paz, Comondú, Loreto y Mulegé y a la mayoría de diputados locales, para mantener una estrategia de confusión, división, manipulación y separatismo apátrida.
Se quiere poner un nuevo orden, cuando este se puso hace mucho tiempo ya, y no podemos desconocer la historia y andar inventando cosas que laceren nuestra identidad.
Termino este artículo preguntándole con todo respeto a usted don Eligio Moisés Coronado, lo mismo que él preguntó a sus lectores, refiriéndose a los llegados por inmigración de Los Cabos, en su artículo de hace casi cinco años:
¿Cómo se quiere entonces que se integren a su nueva tierra?, ¿cómo se puede creer que amen a Sudcalifornia si la desconocen en sus componentes más esenciales que son su historia y cultura?, ¿cómo esperar que adopten proyectos que de tal manera les resultan ajenos?